Tuesday, October 23, 2007

Sueño del 22 de octubre

Calles de provincia. La vereda está sobre el nivel del suelo. Vamos a comprar a un negocio. Unas mujeres gritan en la calle. Han instalado una mesa en la vereda. Están borrachísimas. Una ayuda a la otra a vomitar. Su promedio de edad debe ser de 45 años, pero parecen adolescentes. Se van abrazadas a sus autos, gritando y riéndose. Hay algo siniestro en ellas.
La gente con la que fui a comprar desaparece. Camino por la vereda y me fijo en las ventanas de las casas.
Luego voy de copiloto en un camión que lleva verduras. Una anciana intenta robar un zapallo. El conductor baja del camión, que sigue en marcha. Yo intento hacer parar el camión, pero lo único que veo son tres pedales iguales, y no sé cuál es el freno.
Estoy tomando unas cervezas con unos amigos. Ernesto y Alexis. Decidimos irnos a otra parte. Ellos salen primero y cuando estoy en la calle ya no los veo.

Monday, October 08, 2007

Sueño del 7 de octubre

Es en la casa de mi abuela, después de una fiesta. Aún hay flippers en el pasillo, mientras los mozos limpian y se llevan las sillas. Todos tienen algo que hacer, nadie se queda quieto, hay mucha bulla. Un momento atrás yo estaba durmiendo en la pieza de la entrada. Una luz que entraba por la persiana me despertó. Estaba oscuro aún. Vi pasar a un amigo por la vereda. Parecía preocupado y caminaba rápido. Iba con su novia. Era Lorena. Luego se detuvieron y fueron directamente a la ventana. Era como si los hubiese llamado con la mente. Entran a la pieza y prenden la luz. Hay muchos cuadros en la pared. Tienen marcos dorados. Son los retratos de mis ancestros. Eso me da seguridad. Pero, ¿qué hace Lorena aquí? La última vez que supe de ella estaba en el norte, vivía en un hotel con un tipo adicto a la cocaína. Recordaba lo que le había dicho la última vez que nos vimos:
-Lee poesía. Hazme caso
-No sé. La poesía me da risa

En el comedor el piano parece más grande. Tiene una puerta por el costado que yo nunca había visto. Alguien olvidó cerrar el candado, así que entro. Me parece fantástica la idea de que el piano pueda tocarse por dentro. La sensación es como estar debajo de las graderías en un gimnasio. Me siento seguro en el suelo alfombrado del comedor, en este suelo que ahora conquistaba y que siempre había estado aquí, donde prácticamente había pasado toda mi infancia. Siento la voz de la María y un sonido de llaves. Salgo rápido y ella me reprende. No se supone que entre al piano así como así.

Estamos en la fiesta. En el patio. Levanto el brazo y un pájaro negro se posa sobre mi muñeca. No es un cuervo, pero se parece. Yo me siento confundido, temeroso y maravillado. El pájaro vuela y se transforma en un gato. Los niños lo persiguen, y el gato se vuelve salvaje, arañando a todo el que intente acercarse. Los gatos son de cuidado. Soy un niño que persigue a un gato.

Sueño del 7 de octubre

Es en la casa de mi abuela, después de una fiesta. Aún hay flippers en el pasillo, mientras los mozos limpian y se llevan las sillas. Todos tienen algo que hacer, nadie se queda quieto, hay mucha bulla. Un momento atrás yo estaba durmiendo en la pieza de la entrada. Una luz que entraba por la persiana me despertó. Estaba oscuro aún. Vi pasar a un amigo por la vereda. Parecía preocupado y caminaba rápido. Iba con su novia. Era Lorena. Luego se detuvieron y fueron directamente a la ventana. Era como si los hubiese llamado con la mente. Entran a la pieza y prenden la luz. Hay muchos cuadros en la pared. Tienen marcos dorados. Son los retratos de mis ancestros. Eso me da seguridad. Pero, ¿qué hace Lorena aquí? La última vez que supe de ella estaba en el norte, vivía en un hotel con un tipo adicto a la cocaína. Recordaba lo que le había dicho la última vez que nos vimos:
-Lee poesía. Hazme caso
-No sé. La poesía me da risa

En el comedor el piano parece más grande. Tiene una puerta por el costado que yo nunca había visto. Alguien olvidó cerrar el candado, así que entro. Me parece fantástica la idea de que el piano pueda tocarse por dentro. La sensación es como estar debajo de las graderías en un gimnasio. Me siento seguro en el suelo alfombrado del comedor, en este suelo que ahora conquistaba y que siempre había estado aquí, donde prácticamente había pasado toda mi infancia. Siento la voz de la María y un sonido de llaves. Salgo rápido y ella me reprende. No se supone que entre al piano así como así.

Estamos en la fiesta. En el patio. Levanto el brazo y un pájaro negro se posa sobre mi muñeca. No es un cuervo, pero se parece. Yo me siento confundido, temeroso y maravillado. El pájaro vuela y se transforma en un gato. Los niños lo persiguen, y el gato se vuelve salvaje, arañando a todo el que intente acercarse. Los gatos son de cuidado. Soy un niño que persigue a un gato.

Friday, October 05, 2007

Sueño del 4 de octubre

Entro a una galería de tiendas en un país extranjero. Hay un gran hall de entrada, con ascensores a la izquierda y una gran tienda de bicicletas a la derecha. Necesito ir al baño, así que me fijo bien en los carteles sobre las puertas de los ascensores. El baño está casi al fondo de pasillo. En mi camino hacia allá me fijo en un par de oficinistas (que más bien parecen yuppies) que ensayan trozos de una ópera. No me prestan ninguna atención. Yo sigo caminando.
A un costado del pasillo hay un lavamanos y una serie de urinarios pegados a la pared. No hay un "cuarto" de baño. Pero no aguanto más, así que vigilo rápidamente por si alguien viene y comienzo a orinar. Cuando estoy en eso me fijo que viene una mujer por la derecha; yo trato de darle la espalda, pero ella se pone al lado izquierdo. Por lo visto el baño es unisex.
Termino un poco urgido, y caminando de vuelta por el pasillo me encuentro con una amiga, que está pidiendo comida en un negocio que yo no había notado en mi ida al baño. Cruzamos algunas palabras y nos vamos juntos. Todavía en el pasillo nos detenemos ante lo que parece ser una gruta o tumba con velas, toda de vidrio y con una gran imagen de la virgen. "Es la tumba que los rusos le hicieron a mi papá", me dice. Todo esto se funde en una imagen de televisor en la cual hay un mendigo borracho que habla de política mientras manipula un violín. El violín a su vez se transforma en una pequeña guitarra que alguien toca en la calle, mientras le envía un recado a un amigo. Todo es parte de un programa. El recado es "te esperamos".