Friday, June 22, 2007

Sueño del 22 de junio

El cisne se llevó al duende lejos
Babasónicos

Los muebles de la casa estaban hechos de esponja. Se estaba poniendo difícil abrir las puertas, porque la esponja crecía cada tanto. Los dueños de la casa llegaban y me descubrían por la ventana. Cometí el error de mirar al dueño a los ojos. Salíamos disparados por los techos, un perro nos seguía de cerca. De pronto yo era un sacerdote arrancando en moto por la carretera. Valentina aparecía sentada atrás, vestida de monja. Ibamos camino a la costa. Nos deteníamos a orilla del camino, frente a un edificio antiguo, color crema y con unas gigantes flores rojas pintadas en los muros. Estaba amaneciendo y sonaba una canción de los Babasónicos. De pronto el edificio desaparecía, y solo quedaban unos colchones cayendo como hojas.
PS: valió la pena quedarse dormido

Tuesday, June 19, 2007

Lo que no llegamos a pensar es que algo sucede

El gran revuelo en el horizonte ha terminado por secar los molinos. Los retardados ajustan sus ambrosías dejando salir el azufre por las ventanas. A las hojas les salen alas y primero son pájaros, luego se tragan el vidrio y se encierran en bolsas llenas de agua. No existe la fortuna para las lagartijas reunidas tras el árbol. Alguien ha robado el jabón de los orfanatos y luego ha resumido la vida en tres palabras y tres avellanas. Los nombres siguen mal escritos, no se saca nada con gritar arriba del colectivo. El diálogo de los rastrillos se reduce a tonalidades brutas, lo reciente ya es extranjero: por esto sí vale la pena gritar.