Sé hoy igual a ti mismo
Sófocles
I.-El sueño de Valentina
Ibas en un taxi al doctor, con Emilia. El taxista conducía por un barrio muy hermoso, con casas muy juntas, como en los telares. De pronto el taxista se detenía, se bajaba del auto a una casa angosta y muy alta. Como se demoraba mucho, decidiste bajar y averiguar qué pasaba. Llamabas al taxista caminando por el pasillo. En una pieza estaba Nader. Se veía bastante afligido, lloraba. Tú sin embargo, le hablabas como si fuera el taxista. Le decías que ibas a llamar a otro taxi. Había luz bajo la cama. Estabas segura de que escondía algo, por su cara sabías que había hecho algo terrible:
-Qué pasa, dime
-Nada
-Dime, por favor, qué pasa
-Nada. Sola te vas a dar cuenta
II.- El sueño de Nader
Nader estaba en una casa de campo. Por alguna razón empujaba a su hermano de un risco, y éste moría. Nader volvía a la casa, debía hacer clases. Todo esto lo veía él como en una película. Quería cambiar el canal porque le provocaba una horrible sensación el hecho de que el asesino -o sea él mismo- estuviese a punto de ser descubierto. Pero no podía hacerlo: era al mismo tiempo espectador y protagonista de su propia desgracia.