Monday, December 10, 2007

sueños del 9 de diciembre

Soy muy ingrato con mi blog. Lo abandoné un tiempo porque mi vida se puso, cómo decirlo, más excitante. Se está pareciendo a lo que sueño, de cierta forma. Pero no me ha abandonado mi obsesión por los sueños. Hace tiempo me venía prometiendo un sueño fabuloso, para poder continuar con este registro mío, bastante subjetivo, cuestionable y por sobre todo, autorreferente. Hay una especie de liberación de la culpa al escribir los sueños. Y esto lo digo de manera impersonal porque lo he descubierto en mi escritura.
En fin, esto es lo que soñé anoche.
Sentí que mi madre me llamaba en el antejardín. Mi madre murió hace cinco años. Algo tenía que decirme. En los sueños los muertos no están muertos. Es un tiempo paralelo donde se da lugar a lo que podría haber ocurrido "si no...". En el espacio de las posibilidades, olvidamos que los muertos ya no están vivos, y no preguntamos nada. La curiosidad puede llegar a ser molesta.
En otra parte, un amigo me llamaba desde la esquina de la casa. Algo tenía que entregarme. Me mostraba algo que parecía ser un pedazo de papel.
Es interesante como los recuerdos de los sueños son gatillados por cosas que suceden al día siguiente. Una persona, una situación, un objeto, pueden soltar un torrente onírico acallado las más veces por la vigilia y la conciencia. Pero poner a la luz esos recuerdos y esa certeza de haber vivido esas cosas -la irremediable tristeza que conlleva descubrir que no fue real-, y luego contrastar eso con la vida que llamamos real -una es el complemento de la otra- y seguir adelante, representa al fin un acto heroico y cotidiano.
Mi sueño se desvanece, a pesar de los esfuerzos que hago por recordarlo. Es cierto, comenzamos el día en ruinas.

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