Wednesday, December 12, 2007

sueño 11 de diciembre

La pieza de mi tía bisabuela se transformaba en la pieza que yo tenía a los 10 años. La luz era como esa luz que hay cuando los cómplices se encierran en un cuarto a reírse, después de la fiesta. Sostenían a un bebé, que resultaba ser mi hijo. Sus ojos eran de un color café casi negro. Apenas conocía a su madre, pero me gustaba mucho. Luego instalaban cámaras y yo podía ver al bebé desde la pieza del lado.
Luego, todavía en mi casa antigua, le decía algo a mi padre, que estaba en el patio. El comenzaba a gritar, viniendo hacia mi. Mi corazón se aceleraba. Me ponía alerta. Nunca nos entendimos.
En un parque céntrico hay una cancha de tenis. En la cancha juega un tipo que ha aparecido en televisión por jugar bien al tenis y por ser pobre. Su nombre es extraño. Tiene la cara de un oscuro profesor de liceo. Yo soy el único que lo mira jugar desde las graderías, mientras leo un libro (Sade, tal vez). En un momento llega un montón de gente. Campeonato de último minuto. Dejan sus bolsos y sacan sus raquetas caras. Nos ordenan que nos vayamos. Yo me quedo sentado, leyendo a Sade en voz alta, mientras juegan al tenis. Un tipo que está cerca me escucha con atención. Se ríe. Le gusta Sade. Estoy ganando la partida.

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